martes, 18 de octubre de 2016

A QUINCE DIAS DE SU ADMINISTRACION YA LE EXIGEN RESULTADOS AL GOBERNADOR CABEZA DE VACA


(  A  Américo Villarreal Guerra, se le exigía
su renuncia a los cien dias por inepto
y pasivo. Cabeza de Vaca, como López Portillo,
necesita tiempo. No se lo quieren conceder)


Carlos F. Salinas Domínguez


El día cinco de febrero de 1987, un jueves, tomó posesión como Gobernador Constitucional de Tamaulipas, Américo Villarreal Guerra. El pasado día 1o. de octubre, un sábado, Francisco García Cabeza de Vaca, protestó por el mismo cargo de Gobernador de Tamaulipas.

A muy escasos quince días de haber tomado posesión. algunos sectores de la entidad ya le están exigiendo resultados. Se le señala, con severidad, de actuar con pasividad, que no actúa. Los problemas que estamos viviendo en las carreteras, aparentemente inducidos, empiezan a manifestarse con cierta agresividad. Los bloqueos por los campesinos molestos reclamando la falta de pago de sus cosechas. El no integrar toda la plantilla de colaboradores. La designación de reconocidos priístas en cargos importantes, y otros señalamientos. Se intuye que todo esto es parte de acciones de algunos priistas que aún no asimilan la contundente derrota electoral y ciudadanos, de buena fé, que quieren ver cambios rapidos en la forma de gobernar, según lo prometió en su mensaje cuando dijo que "tenía prisa" leyendo una poesía cursilona con mucha semjanza a libros de autoayuda, tipo Og Mandino.

Pues bien, al gobernador Américo Villarreal Guerra, antes de cumplir cien días de su gobernanza se reflejaba en los medios de comunicación y en los corrillos políticos la demanda de su renuncia como gobernador por inepto, nepotista, corrupción y falto de mando, que no había respondido a las expectativas creadas, que sufría el poder, no gobernaba. ( se recomienda consultar en vientohuasteco.blogspot.com el artículo Américo Villarreal Guerra (1/2), en donde se detalla la situación )

El día 1o. de diciembre de 1976, un miércoles, José López Portillo, tomó posesión como Presidente de la República, en un ambiente muy caldeado en toda la sociedad mexicano por la formá que gobernó Luis Echeverría, y al final por la catástrofe que se sintió ante la devaluación del peso mexicano frente al dólar. Se percibía, en la opinión pública, odio y desprecio a Luis Echeverría.

Ese día 1o. de diciembre de 1976, un miércoles, en el Auditorio Nacional, habilitado como sede del congreso federal, el nuevo presidente de la república pronunció un discurso, mensaje se le dice, memorable. Según historiadores y analistas de sucesos contemporáneos es el de mayor calidad y rico en conceptos que un presidente haya pronunciado al tomar posesión. Fué un diagnóstico muy claro de lo que se vivía y se anunció lo que se haría para salir de la situación. Si se agrega el plus que lo pronunció un hombre que era un orador nato, con marcada voz y gesticulación que hacía sentir al auditorio que lo que oía era la verdad prístina. Los hechos de su actuación fueron distintos, resultó una decepción más, fué un gobierno pésimo y termino con el desprecio público, al grado que el día de su fallecimiento, el 17 de febrero de 2004, martes, 28 años después, los ciudadanos mexicanos seguían enojados, lo manifestaron muy subido de tono cuando el cortejo fúnebre llevaba sus restos al Cementerio Militar, ubicado en Km. 21 autopista México-Cuernavaca, los automovilistas que se cruzaban, hacían funcionar el claxon con el clásico "tata ta tata" que significa: chinga tú madre. La expresión mas ofensiva y frecuente que usamos los mexicanos.

En aquélla fecha, el día de la toma de posesión, José López Portillo, en su memorable discurso dijo: ".... sabemos que tiempos como éste ponen a prueba instituciones, sistemas, solidaridad y carácter.....Ni análisis triunfalistas o superficiales, ni remedios falsos o precipitados.... como cada seis años, se renuevan los principios, las responsabilidades, las tareas y expectativas legítimas de nuestro pacto democrático.....es un privilegio en los dífíciles tiempos de crisis, servir a mi Patria....entrego para ello toda mi voluntad....de los mexicanos, de todos, solicito crean en mi buena voluntad....mi capacidad y mi razón tendré que acreditarlos con mi servicio....para ello necesito tiempo....concédanmelo....a mis colaboradores y funcionarios públicos les pido que sientan el privilegio de servir y hacerlo con plena validez e inmaculada honestidad.....". El texto del soberbio mensaje, el mejor que se ha pronunciado en una toma de posesión quedó en simple deseos de buenas intenciones. El gobernador Cabeza de Vaca, en su mensaje dijo algo similar, que de no cumplir lo prometido todo serán buenas intenciones.

El sentido común nos dice que quince días es muy poco tiempo para dar resultados, para poder cumplir las enormes expectativas que creo Cabeza de Vaca al derrotar a un régimen corrupto que en los últimos 24 años se había convertido en socio de los narcotraficantes. Necesita tiempo, al parecer algunos sectores de la población no se lo quieren conceder.

Lo que no convence a algunos sectores de la sociedad tamaulipeca son los integrantes de algunos miembros de su gabinete, con pocas excepciones, se le percibe muy rabón y muy rascuache. Además constituido en gran parte por lo peor del lumpenaje político.

Y cuidado, de no administrase las expectativas y dar resultados, con la prisa que según él tiene, su destino será el de Américo Villarreal Guerra, al que el poder destruyó y el de José López Portillo, que el día de su entierro fué despedido por los mexicanos a pura mentada de madre. Es para pensar.


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Post Scriptum: Se recomienda, de ser su interés, leer el discurso completo de la toma de posesión de José López Portillo, se encuentra en Google bajo " Discurso de Toma de Posesión de José López Portillo", es un documento importante, en tanto lo bien escrito, conceptuoso, conocedor del momento que se vivía, y sin embargo, fué tan sólo un mensaje de buenas intenciones.

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15 / octubre / 2016
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